Las encuestas de opinión son un valioso instrumento para interpretar la realidad y conocer mejor a la sociedad en la que vivimos, pero debe verificarse cuán creíbles son.
Convivencia Cívica Catalana ha analizado las encuestas que realiza el gobierno catalán de forma periódica sobre cuestiones políticas tales como el apoyo a una hipotética secesión o la intención de voto.
Y el análisis efectuado (se puede consultar aquí) concluye que los sondeos del gobierno catalán están considerablemente sesgados debido principalmente a que las muestras de entrevistados que se han seleccionado tienen un notable sesgo hacia posiciones nacionalistas y no reflejan de forma representativa y proporcional la composición de la sociedad catalana.
Todo ello se ha puesto de relieve de forma evidente en el último Barómetro de Opinión Política del gobierno catalán del mes de noviembre dado a conocer hace escasos días por el Centro de Estudios de Opinión (CEO). Así, en la muestra están notablemente infrarrepresentados los votantes de partidos no nacionalistas. Por ejemplo, hay tres veces menos votantes del PP que en la realidad mientras hay casi un 50% más de votantes de ERC y un 30% más de CiU.
También se refleja el sesgo en las preferencias de los entrevistados en materia de medios de comunicación. Un porcentaje abrumador de casi el 60% de los entrevistados se decanta por TV3, la cadena autonómica catalana, cuando su cuota real de audiencia es muy inferior.
Es obvio que una muestra sesgada conduce a un resultado sesgado. Y resulta sorprendente que un sesgo tan abultado y evidente en ningún momento sea corregido por el CEO para transmitir a la opinión pública, por ejemplo, el porcentaje de partidarios de una hipotética secesión de Cataluña.
Convivencia Cívica Catalana estima que la cifra de partidarios de la secesión en las encuestas del gobierno catalán está inflada, como mínimo, en un 20% debido al notable sesgo de la muestra que se ha seleccionado.
La entidad considera que los sondeos de opinión son un instrumento legítimo para describir y conocer mejor a una sociedad pero no pueden utilizarse desde el gobierno catalán como herramientas de propaganda de sus ideas políticas haciendo creer a los ciudadanos que gozan de un apoyo superior al que realmente tienen.
Barcelona, a 4 de diciembre del 2013