Los inmigrantes en el sistema educativo de Cataluña

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El sistema educativo de Cataluña presenta graves problemas y carencias en la integración del alumnado inmigrante.

En la última edición de PISA, el nivel de fracaso de los estudiantes inmigrantes en Cataluña (32%) triplicó al de sus compañeros autóctonos (11%).

Si se analizan las puntuaciones de PISA la diferencia de rendimiento entre alumnos inmigrantes y nativos en Cataluña es significativamente elevada -62 puntos-, notablemente superior a la media de la Unión Europea (38 puntos) y la media de España (42 puntos).  



Los 62 puntos en la escala de PISA equivalen aproximadamente a un retraso de 20 meses de escolarización de los alumnos inmigrantes respecto a los nativos en Cataluña, una diferencia que se reduce a 13 meses en el resto de España y a 12 meses en la UE.

Pero PISA no ha evaluado en su edición de 2015 tan solo resultados académicos sino también el nivel de integración de los alumnos en el sistema escolar. De acuerdo a los datos de la conocida evaluación internacional, el sistema educativo de Cataluña es el que consigue menos integración del alumnado inmigrante de todas las autonomías. Los alumnos inmigrantes en las aulas catalanas son los que se sienten menos ’integrados’ en su escuela, más 'aislados' del resto de estudiantes y más ‘incómodos y fuera de lugar’ en su centro de toda España.


Los alumnos inmigrantes de origen hispanoamericano se sienten particularmente descontentos en el sistema educativo catalán. Casi un 30% de alumnos inmigrantes de habla hispana afirman no sentirse en absoluto ‘integrados’ en la escuela en Cataluña, prácticamente el triple que en Madrid (11%). De hecho, Cataluña es la única comunidad autónoma de España donde los inmigrantes hispanoamericanos se sienten menos integrados en la escuela que los inmigrantes de lenguas extranjeras. Se trata de un hecho ciertamente insólito ya que –como es lógico- los inmigrantes que llegan a un territorio donde su lengua es la mayoritaria se suelen sentir más integrados que los que hablan lenguas foráneas.

Consideramos que la inmersión lingüística no es ajena a los malos resultados del alumnado inmigrante en Cataluña. En un sistema donde la única lengua vehicular admitida es el catalán, los niños inmigrantes, en su gran mayoría hispanohablantes (casi dos de cada tres en Cataluña), deben sumar en el proceso de aprendizaje a la dificultad propia de las materias una dificultad lingüística añadida: aprender en una lengua diferente. Creemos que la imposición del modelo monolingüe de la inmersión, con el catalán como única y exclusiva lengua vehicular en la escuela, constituye una barrera relevante a nivel pedagógico que los alumnos inmigrantes no encuentran en otras regiones de España, dificultando así su proceso de aprendizaje y también de integración escolar.

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